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Espejismo

  • Carolina Idrogo
  • 19 ene 2017
  • 1 Min. de lectura

Se ha quedado dormido mi grito en el silencio. Me sabe dulce este momento de quieta noche. No logro siquiera ya recordar tu nombre. Despacito se asoman los recuerdos enjaulados para darse paso a su libertad. Ya tu risa muda no me hace gracia y el destello de mis anhelos por ti han muerto. Se hace visible el olvido. Puedo decir que te amè sin esperanza alguna y dejè de amarte sin resentir el hecho. Me hice magia y me envolvì entre el humo de tu cigarrillo. Nunca fui tu bebida ni tu cama. Tampoco tu horizonte y sin embargo nunca mi huella dejaràs de seguirla entre tus noches y sàbanas. Ya no estoy porque nunca estuve ni estarè. Te dejo mi firma....intenta tù encontrar el papel.

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