DEDICADO A TI
Déjame apreciar una vez más el verte dormida, emanando una paz indescriptible que me cautiva. Déjame contemplar tus manos siempre pequeñas como si aún fuesen de una niña, que me regresan a tu infancia que llenaba cada rincón de mi vida y de mi ser y que se esfumó con el inexorable tiempo. Déjame adentrarme en ese verde profundo de tus ojos como si fuese a entrar en la anchura plena de la naturaleza salvaje, pura e inalterable que existe en ti y que brilla y reverdece a toda hora. Déjame acariciar dulcemente tu blanca y nacarada piel como nieve que te caracteriza, donde no hay marcas ni cicatrices creadas u ocasionadas por el tiempo. Déjame contemplar una vez más tu presencia en todo su esplendor y que llena de luz toda mi casa que siempre será tu hogar. Si por el paso del tiempo y lo que la juventud implica ya no puedo entrar como antes a tu sagrado mundo, por lo menos déjame saber que nada es tan malo como crees muchas veces, y que todo lo bueno en ti siempre será inquebrantable. Déjame una vez más recostarte en mi regazo y hacerte sentir amada y segura, es la sensación más placentera y vital que ser humano puede sentir bajo las alas del verdadero e incondicional amor que te profeso. Déjame velar tu sueño y tu despertar, que nuestro tiempo se agota. Dame una razón para saber que eres feliz, y que tus sueños vas a perseguirlos siempre cueste lo que cueste y que en ellos permanezca tu esencia y tu pasión, no me inquieta si te realizas intelectualmente sobre estándares que solo se rigen por la sociedad, no me importa cuantas veces falles en tu camino, me basta y reconforta que aprendas a ser feliz y amarte porque ese amor hacia ti misma te hará fuerte. Yo siempre estaré para ti, yo siempre seré tuya, porque ese ha sido mi pacto cuando te vi nacer,
Con profundo amor,
Mamá.
